Quizá tiempo atrás este señor fuera un prestigioso abogado, un escritor, un comercial, un tendero, médico o librero. Seguramente, a nadie le preocupará su pasado, ni tampoco su futuro. Nadie se acercará a él para conversar, para permitirle huir de su rutina durante unos minutos, para hacer que por un día, por un instante, por unos segundos, sienta que se encuentra menos solo, que los corazones de las personas siguen latiendo y que no todo está perdido...

Hoy me desperté tarde (odio madrugar los días de fiesta) y al levantar la persiana de mi habitación, vi un par de colchones, una mesa pequeña de madera y alguna bolsa de basura en un pequeño montículo abandonado y lleno de malas hierbas, situado delante de mi casa.

Allí dormían dos jóvenes, de unos veintitantos, bajo la lluvia, próximos el uno del otro (supongo que para evitar ese frio que encontramos al dormir en la intemperie)... quizá esos chicos tengan famílias... ignorantes de la situación en la que se encuentran sus hijos, tengan una historia... no contada todavía pues acaba de empezar, tengan una vida... que seguramente se está comenzando a resquebrajar...

Nadie sabe los motivos que impulsan a un ser humano a vivir en la calle. Ayer vi que todos nos encontramos a un paso de esa situación.... aunque nos parezca mentira...

Y sentí miedo...mucho miedo... miedo a lo desconocido, miedo al frio, miedo al fracaso, miedo de olvidarme, miedo de perderme, miedo de no saber quien soy, miedo a la soledad...

Quizá este hecho haya hecho que sea un poquito más humilde hoy, quizá haya permitido que el silencio se apodere de mi esta mañana y dejara a mi razón pensar y a mis pensamientos fluir...

Seguramente todos tenemos o tendremos una historia y todas, sin excepción, merecen ser contadas...

¿Acaso alguién es capaz de negar esa posibilidad a otro? Seguramente al mundo le falta humildad y humanidad (cada vez más) pero la clave es la siguiente:

"En la calle o no, todo el mundo necesita amor. Es el amor quien salvará al mundo del mundo"



En España, al igual que en Argentina, antiguamente los serenos encendía las farolas y vigilaba las calles de noche, pero también eran los encargados de abrir los portales de las viviendas durante las horas nocturnas. La figura despareció con la llegada de los porteros automáticos, aunque actualmente se han vuelto a implantar en ciudades como Gijón y Murcia.

Su horario oscila entre las 23.00 y las 7.00 de la mañana. La función de los serenos es acompañar a los jóvenes a casa, comprar medicamentos en farmácias de guardia para los ancianos y acompañar a los turistas, cuando son asaltados, hasta la comisaría más próxima.

Los serenos prestan esta clase de servicios además de vigilar que no roben en los comercios. Estos "guardianes de la noche" llevan teléfonos móviles para poder ponerse en contacto con la policía de forma inmediata. De esta manera se pretende eliminar la sensación de inseguridad ciudadana que reina en nuestras calles, cada vez más.

En algunas localidades es un servicio de pago (2 euros para el ciudadano y 20 euros para los comerciantes), aunque en mi opinión debería ser un servicio gratuíto, ya que si necesitamos seguridad ciudadana es porque alguién no está realizando bien su trabajo ¿No hay suficientes agentes para atender a todos los ciudadanos? ¿Es por eso que empieza a surgir la figura del sereno de nuevo?

Sea como fuere, es una alternativa para proteger a nuestros mayores, a nuestros jóvenes y para intentar eradicar el miedo que se sufre en las calles, sobre todo a altas horas de la madrugada.

Ayer hablaba con un amigo sobre cursos de defensa personal... hoy con la aparición de esos "protectores de las calles" quizá no sea necesario.

"Mi vida, no hay derecho a salir con miedo a la calle.

La ciudad se desangra y parece que no había nadie,

cuando partieron un alma contra la acera,

cuando surcaron el aire gaviotas muertas".

- Mi vida no hay derecho - Ismael Serrano




Las personas en el mundo actual en el que vivimos estamos demasiado dispersos para fijar la mirada en algo!
Es algo similar a lo que pasa cuando estamos en época de exámenes, tienes tanto temario y tan poco tiempo para repasarlo, que no puedes distinguir en qué focalizar la atención para salir con éxito de tu prueba.
El mundo va demasiado deprisa y nuestra sociedad está sometida a ese feroz compañero de viaje que todos conocemos: el tiempo!
Esta semana pensé en aquella famosa frase : "Paren el mundo, que me bajo". La presión de tener cuatro exámenes en menos de cinco días, en ocasiones, pudo conmigo".
Como futura profesora me pregunto ¿Es necesário que los estudiantes deban vivir ese tipo de situaciones bajo tanta presión? ¿Es necesário que existan esas pruebas evaluativas finales? Sé, de buena tinta, que hay otras metodologías que permiten a los profesores evaluar a sus alumnos de una manera más constructiva.
Sin embargo ¿por qué no lo hacen? Seguramente, el tiempo sea la primera excusa que ellos respondan y, en segundo lugar, existe otro factor (añadido por mí) que es la falta de ilusión, que alguno de ellos tienen, por su trabajo.
Por fin, dicha semana ha pasado, por lo que la tensión está desapareciendo... Estos días, leyendo el "mundo amarillo" encontré la frase con la que hoy titulo mi entrada. Esta semana descubrí otra de las cosas que me gusta mirar, me detuve, y la miré...
¿Por qué no prueban a hacerlo?
Seguramente, se sorprenderán!



Hola a tod@s!!
De hecho todavía no sé qué hago aquí, plantada delante de la pantalla de mi pc escribiendo en un blog personal... sin embargo, ya que alguién se tomó la molestia de crearme el blog, lo aprovecharemos.
Me gustaría introducir este blog dejándoos un fragmento de un libro de Albert Espinosa, titulado: El mundo amarillo (Quizá conozcais a este escritor porque es quién escribió "Planta cuarta")

"Te preguntarás si es necesario llevar un control de tu vida. La respuesta, para mí, es un sí rotundo". ¿Sabes cuál era el sentido del historial médico? Pues simple y llanamente, apuntar y dejar constancia de cuándo tuviste tal crisis, cómo se superó, cuándo ocurrió el siguiente percance, qué sentías cuando llegó, cómo se solucionó. Mis médicos no paravan de mirar ese historial cuando había algún problema [...]
Lo bueno de escribir las cosas es que te das cuenta de que esta vida es cíclica: todo vuelve y vuelve. El problema es que nuestra memoria es reducida y muy olvidadiza [...]
Tan sólo debes escribir unos minutos al día y reunir objetos; pueden ser trozos de servilleta (de aquel restaurante dónde lograste aquello que deseabas), piedras de alguna isla (donde tu vida avanzó un paso y te sentiste pleno) [...]
Tu historial vital engordará. A lo mejor, un día morirás y tus hijos, tus amigos, heredarán ese historial vital y sabrán qué te hacía feliz, qué era lo que hacía que te sintieras pleno. ¿Hay algo más bonito que te conozcan mejor? [...] Con este historial comprenderán por qué te ries, por qué te entusiasmas, por qué mueres.
El placer de llevar un historial es que en él estará todo lo que ocurra en tu vida, tus momentos de vida, y cuando algo te sacuda, podrás ir allí, abrirlo y respirar vida [...]"

¿Alguién se anima a escribir un historial de vida?
Un besote
Espero que os guste!